Suplementos nutricionales Lo mejor para potenciar la salud

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Pepi y Antonio

Somos profesionales de la salud especializados en medicina natural e integrativa

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Los micronutrientes son indispensables para el sostenimiento de la vida ya que son cofactores necesarios que regulan todos los procesos bioquímicos y fisiológicos que nos permiten vivir, funcionar, crecer y desarrollarnos.

Por aclarar:

Los macronutrientes, denominados así porque los necesitamos en mayor cantidad son: carbohidratos, proteínas y grasas. Algunos de ellos se suelen tomar en exceso y/o de forma desequilibrada.

Los micronutrientes, que necesitamos en menor cantidad , s o n : vitaminas , minerales y oligoelementos.

Casi todas las personas suelen presentar déficits de alguno de ellos, especialmente cuando tenemos mala salud, sufrimos enfermedades, envejecemos, estamos bajo la presión del estrés, mucho trabajo y desgaste o tenemos un estilo de vida inadecuado.

Además, existen situaciones fisiológicas o fisiopatológicas en que la demanda de estos nutrientes puede estar aumentada, es el caso de niños y adolescentes en pleno crecimiento, mujeres embarazadas o lactantes, deportistas y otros colectivos en los que se pueden presentar estados carenciales.

Los seres humanos, al igual que los animales, podemos sobrevivir con dosis ínfimas de algunos nutrientes esenciales pero que su ausencia total es incompatible con la vida. Parece que la genética nos permite sobrevivir con dosis subóptimas de micronutrientes hasta la etapa reproductiva. Sin embargo, los seres humanos hemos alcanzado la posibilidad de vivir mucho mas allá de esa etapa, algo para lo que nuestros genes no estaban diseñados. Si queremos vivir con buena salud muchos más años es necesario proporcionar a nuestras células y tejidos una mayor cantidad de los nutrientes que sostienen y potencian la vida, algo que no podemos conseguir únicamente con los alimentos hoy día disponibles.

El organismo joven distribuye la escasez de nutrientes hacia los lugares imprescindibles para el sostenimiento de la vida y la reproducción a expensas de otros tejidos que se verán afectados a más largo plazo. Esto quiere decir que podemos considerar las deficiencias nutricionales como uno de los posibles orígenes tempranos y factores clave a tener en cuenta frente a muchas de las enfermedades crónicas y degenerativas de la vida moderna, tales como el cáncer, enfermedades cardiovasculares, alteraciones metabólicas, osteoporosis, artrosis, enfermedades nerviosas o mentales, trastornos inmunológicos o las enfermedades neurodegenerativas que aparecen con los años.

Un poco de historia

Desde la época antigua se sabía de forma intuitiva que ciertos alimentos eran necesarios para preservar la salud y evitar o tratar ciertas dolencias de origen desconocido. Pero es durante las primeras décadas y hasta la mitad del siglo XX que poco a poco se va descubriendo la causa real de algunas enfermedades que padecían determinadas personas a consecuencia del déficit de nutrientes. Así fueron denominadas enfermedades carenciales a ciertos trastornos ya conocidos como el escorbuto, por déficit de vitamina C; la pelagra, por déficit de vitamina B3; el Beri-Beri, por déficit de vitamina B1; el raquitismo, por déficit de vitamina D; el bocio, por déficit de yodo; la anemia perniciosa, por déficit de vitamina B12 o la xeroftalmia, literalmente sequedad ocular, por déficit de vitamina A.

Es en 1912 cuando el bioquímico polaco Casimir Funk acuñó el término «vitamina» para referirse a esas sustancias nutricionales presentes en determinados alimentos que son necesarias para la vida y así en sucesivas décadas de investigación fueron siendo aisladas, nombradas y reconocidas todas las vitaminas, los minerales, oligoelementos y otras sustancias indispensables para la vida.

Es a partir de la mitad del siglo XX cuando la FDA, la administración norteamericana de alimentos y m e d i c a m e n t o s , v i e n e p u b l i c a n d o recomendaciones sobre la ingesta mínima de micronutrientes para evitar la aparición de enfer medades carenciales. Estas guías denominadas DDR (dosis diaria recomendada), CDR (cantidad diaria recomendada) o AI (adecuada ingesta) utilizadas hoy en prácticamente todos los países y que son de obligado uso en las etiquetas de información nutricional para alimentos envasados y suplementos, se han ido revisando y actualizando, pero siguen siendo consideradas por muchos médicos, nutricionistas, bioquímicos e investigadores dosis demasiado pequeñas para conseguir una salud óptima.

Dosis diaria óptima frente a dosis diaria recomendada (DDR)

En los años 60 comienza a florecer una nueva concepción médica para el mantenimiento de la salud y el abordaje de sus alteraciones gracias a los trabajos del insigne Linus Pauling, científico extraordinario, dos veces premio Nobel, que acuña el termino medicina ortomolecular para referirse a la capacidad de tratar enfermedades utilizando dosis elevadas de sustancias normalmente presentes en el organismo, de ahí la palabra ortomolecular (moléculas correctas, conocidas y afines a nuestra fisiología y bioquímica interna) como vitaminas, minerales, oligoelementos, ácidos grasos, aminoácidos y otras sustancias contenidas en pequeñas cantidades en los alimentos que son muy efectivas para potenciar las funciones fisiológicas del organismo sin presentar los efectos secundarios de la mayoría de medicamentos químicos.


Linus Pauling, 2 veces premio Nobel, declaró: “casi todas las enfermedades pueden rastrearse hasta una deficiencia nutricional”

Según Pauling y muchos otros científicos y médicos anteriores y posteriores se puede mejorar la salud, prevenir y tratar muchas enfermedades utilizando dosis óptimas, muy aumentadas de micronutrientes, en comparación con las DDR, que podemos considerar como Dosis Diarias Ridículas.

De ésta manera, las cantidades para conseguir una vida plena y saludable a largo plazo son mucho mayores que las escasas DDR que son cantidades mínimas para la supervivencia, por debajo de las cuales no es posible la vida, pero no son dosis óptimas para la abundancia y el vigor fisiológico.

Por último decir que hoy día existe abundante investigación científica que demuestra los beneficios y la actividad biológica y farmacológica de múltiples sustancias presentes en nuestro propio organismo, en alimentos, plantas y en la naturaleza que pueden ser aisladas, concentradas o sintetizadas y suministradas a través de suplementos.

¿Necesitamos suplementos nutricionales?

Por supuesto que podemos vivir sin suplementos, pero el nivel nutricional que alcanzamos con ellos no lo podemos conseguir sólo de la alimentación.

Si lo comparamos con la economía, sabemos que s e p u e d e v i v i r c o n e l s a l a r i o m í n i m o interprofesional, con carencias, pero se puede sobrevivir, sin embargo se vive mejor con el sueldo de un ministro ¿verdad? Pues algo parecido pasa con los micronutrientes, podemos evitar las enfermedades carenciales y la muerte prematura con la DDR, pero se vive mejor con dosis más altas para alcanzar un nivel nutricional óptimo.


Otro serio argumento en favor de la suplementación es, por un lado, el hecho que los alimentos de hoy día tienen una menor calidad nutricional que antaño, esto es debido a las prácticas intensivas de la industria agrícola, ganadera y piscícola que agotan los suelos, utilizan pesticidas o engordan a los animales con piensos y los medican en exceso desequilibrando los nutrientes presentes en sus tejidos.

Así muchas frutas y verduras procedentes de terrenos desnutridos y desvitalizados, se recogen verdes, se maduran en cámaras y se manipulan para presentar un aspecto agradable a la vista pero con un interior empobrecido en nutrientes básicos.

Por otro lado, el medio ambiente está mucho más contaminado debido a la actividad industrial y a la inmensa cantidad de toneladas de residuos químicos y tóxicos que se liberan diariamente en la naturaleza contaminando el aire que respiramos, el agua que bebemos o utilizamos en regadíos, y que inundan ríos, lagos y mares donde viven, algas, peces y otros animales marinos que nos comemos y las tierras donde cultivamos. Todo está contaminado y nuestros cuerpos sufren un exceso de presión tóxica y oxidativa. Es bien sabido que el organismo necesita micronutrientes para la desintoxicación y para soportar al estrés oxidativo que nos envejece y nos enferma. De manera que, si por un lado necesitamos más debido a la contaminación y el estrés, y por otro conseguimos menos de los alimentos, una solución eficaz es la suplementación.

Eso sin hablar de la desastrosa alimentación que tienen una inmensa mayoría de personas en nuestras sociedades avanzadas, con multitud de comestibles procesados y ultraprocesados que suelen contener «calorías vacías» a base de azúcares, harinas refinadas y aceites vegetales con escasa o nula densidad nutricional y que favorecen todo tipo de enfermedades. No hay más que ver las estanterías de los supermercados o grandes centros de alimentación y leer las etiquetas nutricionales para entender que nuestra alimentación se está alejando mucho de nuestras verdaderas necesidades acordé con la biología.

Además de todo ello, hoy día sabemos, a través de la investigación, que los suplementos pueden producir múltiples beneficios, como proporcionar una buena salud a medio y largo plazo, ayudar a alcanzar un mayor nivel nutricional, optimizar las funciones vitales, prevenir enfermedades, proporcionar más energía y vitalidad, mejorar el aspecto de la piel, retrasar el proceso de envejecimiento, disminuir el estrés oxidativo, mejorar el estado de ánimo, potenciar nuestras capacidades mentales, mejorar nuestra función inmunológica, minimizar los daños producidos por tóxicos ambientales o los derivados del estrés, proporcionar nutrientes más biodisponibles para individuos con diferencias genéticas o dificultades de absorción, complementar el tratamiento convencional de las enfermedades y en definitiva, ayudarnos a vivir más y mejor.

Tipos de suplementos, eficacia y seguridad.

Los suplementos son fabricados por laboratorios que cumplen con estrictas normas sanitarias y de fabricación que garantizan su eficacia y seguridad.

Muchas veces las personas se preguntan por la diferencia entre suplementos naturales, químicos o sintéticos. Sin embargo esta pregunta carece de sentido. Toda la complejidad de la vida se puede reducir a la simplicidad de las relativamente pocas moléculas que la sustentan en su base más íntima. Esas moléculas son como piezas de un puzzle que encajan perfectamente con las estructuras moleculares de nuestra química interna. La forma de esas moléculas determina la función en el organismo. Así toda nuestra vida depende íntimamente de la forma estructural de esas sustancias que se encuentran en los alimentos o que se sintetizan en laboratorios. Cuando los nutrientes o las moléculas que sustentan la vida entran en nuestro cuerpo, al organismo le da igual que provengan de la naturaleza o hayan sido sintetizadas en un laboratorio, simplemente encajan como piezas en nuestro puzzle molecular interno y de esa manera realizarán eficazmente su función.

En este mismo sentido, no debemos confundir la forma de las «pastillas» con el contenido. Los nutrientes o las sustancias presentes en los suplementos son exactamente las mismas que se encuentran en los alimentos, las plantas o en la naturaleza. Tienen una estructura química idéntica a la que necesitan nuestras células y tejidos para realizar sus funciones y sostener la vida.

Para garantizar la eficacia y seguridad de los suplementos nutricionales, así como para conseguir las dosis óptimas que necesita cada persona en las distintas situaciones vitales o ante las enfermedades debemos seguir el consejo de médicos, naturópatas, nutricionistas, farmacéuticos o profesionales con experiencia en medicina y nutrición ortomolecular. Los suplementos pueden ser necesarios y benefician a la mayoría de personas, pero sólo debemos tomarlos bajo el consejo y la supervisión de los profesionales adecuados.

Por último, cabe decir que existen infinidad de suplementos que pueden ayudarnos a tener mejor salud, potenciar cualquier función del organismo, proteger órganos y tejidos o prevenir y tratar múltiples enfermedades.

Como ejemplo tenemos suplementos de vitaminas, minerales y oligoelementos aislados o en diferentes combinaciones, formulaciones y dosificaciones.

También disponemos de multinutrientes. Antioxidantes específicos y en múltiples combinaciones. Enzimas. Ácidos grasos como los omega-3, 6, 7, 9. Aminoácidos, aislados o combinados en óptimas formulaciones. Hormonas. Extractos de plantas o de alimentos. Alimentos concentrados. Probióticos. Prebióticos o fibras dietéticas.

Y un sinfín de sustancias presentes en la naturaleza y también de manera habitual en nuestro propio organismo, aisladas o combinadas en formulaciones específicas con múltiples objetivos funcionales o biológicos como antiinflamatorios, hipolipemiantes, hipoglucemiantes, cardioprotectores, neuroprotectores, inmunuestimuantes , osteoprotectores, desintoxicantes, hepatoprotectores, quimiopreventivos , venotónicos, gastroprotectores, termogénicos, saciantes o estimulantes de apetito, protectores pulmonares, antibióticos naturales y mucho más.

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