Las propiedades terapéuticas del agua de mar son conocidas desde la antigüedad
Cuando los astronautas subieron por primera vez al espacio y observaron la tierra desde arriba, la rebautizaron con el nombre de «planeta azul». Así se ponía en evidencia lo que ya se sabía, que la mayor parte del planeta era agua y se podía comprobar desde el espacio. El 70% del planeta tierra es agua, más o menos parecido a la composición del cuerpo humano. Todas las células del organismo están rodeadas de agua, el llamado medio interno o líquido extra celular está compuesto por agua con sales minerales, con una composición similar al agua de mar.
La vida se originó en el agua, en un mar primigenio (caldo primitivo) donde se desarrollaron las primeras bacterias, un tipo de células, que durante eras geológicas se fueron organizando para formar organismos multicelulares y cuando salieron del agua, se llevaron consigo una composición similar a donde habían nacido. Así nuestras células, descendientes de aquellas originales, siguen nadando en su propio mar, rico en sales minerales.
El agua de mar contiene todos los elementos de la tabla periódica en dispersión iónica junto a moléculas orgánicas, constituyendo un complejo hidromineral único e imposible de reproducir de manera artificial. Así el agua de mar, con el metabolismo del zooplacton y del fitoplacton, se comporta como un auténtico organismo vivo, manteniendo un equilibrio dinámico frente a los agentes externos, con un pH ligeramente alcalino (entre 7,5 y 8,4 aprox.)
Las propiedades terapéuticas del agua de mar son conocidas desde la antigüedad, pero es el biólogo francés René Quinton (1866-1925) el que experimenta, promueve y da a conocer el uso terapéutico del agua de mar o plasma marino.
Según demostró este biólogo y otros médicos de la época, la salud de las células depende de su equilibrio con el medio interno y el agua de mar favorece ese delicado equilibrio. Debido a estas características, el agua de mar puede resultar un recurso de primer orden para multitud de situaciones fisiológicas y fisiopatológicas.
BENEFICIOS DEL AGUA DEL MAR
Entre ellas podemos citar al agua de mar como excelente reconstituyente, bebida isotónica o hipertónica rehidratante (en función de la proporción en la que la usemos), en la recuperación después del ejercicio físico, en las convalecencias, como colutorio, en la higiene y descongestión nasal, en problemas digestivos agudos y crónicos, diarreas, estreñimiento, agente prebiótico, regulador del pH, salud hepática, intestinal e inmunológica, problemas dermatológicos, procesos infecciosos de vías respiratorias y del aparato digestivo entre otros muchos usos.
Elige siempre un agua de mar de máxima calidad y pureza, esterilizada por microfiltración, recogida en una profundidad y lugar del océano donde las corrientes marinas hagan que su composición sea la más adecuada, embotellada en vidrio y lista para su uso terapéutico.
Se puede tomar varias veces al día. Normalmente 1 parte de agua de mar por 3 o 4 partes de agua mineral, en función de la necesidad, la adaptación y los gustos. Llévala al gimnasio, después del entreno o bébela sólo por placer, todos tus órganos, células y tejidos te lo agradecerán y tu salud mejorará.
En esta infografía os mostramos los 6 beneficios del agua del mar
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